El SIDA (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida), es una de las enfermedades infecto contagiosas que más vidas ha cobrado en nuestra historia. Fue reportada por primera vez en los Estados Unidos en 1981 y dos años después se identificó el agente etiológico, al cual se le denominó VIH-1 (virus de la inmunodeficiencia humana). 

En ese mismo año, en el Centro de Investigación de Primates en Boston, empezaron a ocurrir una serie de muertes en macacos traídos de Asia. La causa era desconocida, pero en los análisis realizados se encontró una alarmante inmunosupresión, disminución de Linfocitos T CD4+ y aparición de enfermedades oportunistas. Estas mismas manifestaciones ocurrían en simultáneo en los pacientes infectados con VIH.

Los análisis serológicos realizados en los primates asiáticos demostraron que existía una similitud entre el virus que los había infectado y el VIH, por lo que a este nuevo virus se le denominó VIS (virus de la inmunodeficiencia de simios). Este mismo virus fue encontrado en otros primates (monos verdes) de África Occidental, los cuales presentaban el VIS en su sangre, pero no tenían la enfermedad.

Manifestaciones del SIDA venían ocurriendo en distintos países africanos, más no se les prestó la debida atención hasta la alarmante epidemia norteamericana. Fue allí cuando, por necesidad de hallar una cura, empezó a estudiarse el origen de esta enfermedad, lo que llevó a los científicos a Guinea Bissau y a las Islas del Cabo Verde, en donde se encontró trabajadoras sexuales seropositivas, principalmente, pero con manifestaciones clínicas menos agresivas y reacciones serológicas positivas leves, tanto como para el VIH-1 como para el VIS aislado en primates asiáticos. A este nuevo virus se le denominó VIH-2, una versión amigable del VIH-1 pandémico que, por presentar seropositividad con el virus de la inmunodeficiencia en simios, fue identificado como causante de zoonosis (enfermedad transmitida de animales a humanos).

Entonces tenemos dos virus: el VIH-2, poco frecuente, originario de África Occidental, asociado al VIS de los monos verdes y otro, el VIH-1 más frecuente, causante de la pandemia que asolaba al mundo, cuyo origen se desconocía hasta el momento.

Bien, pero ¿cómo se hizo posible el contagio entre humanos y primates?

Los primates asintomáticos, infectados con VIS, eran originarios de África Occidental. Se encontraban en zonas selváticas, en plantaciones de arroz o de palma. Podían estar alojados en las copas de los árboles, o permanecer en la superficie buscando semillas y frutos. Por ser animales pequeños, eran cazados con facilidad para ser comercializados como alimento. Por tales motivos, estos primates vivían en constante contacto con los seres humanos. Por lo tanto, el contacto del cazador/consumidor con la sangre y fluidos infectados del animal, eran la forma más frecuente de transmisión del VIS a los humanos. Esto generó una presión selectiva sobre el virus, lo que dió origen al VIH-2, el virus con mayor similitud al VIS.

¿Y qué pasó con el VIH-1 pandémico?

El VIH-1 proviene de chimpancés de África Central. Así lo demostraron investigaciones realizadas al final de los años 80 en chimpancés africanos, los cuales estaban infectados con una variedad de VIS 70% u 80% afín, serológicamente, al VIH-1 causante de la pandemia. Esta afinidad tan alta se debe a que los chimpancés son los primates más cercanos al ser humano, compartimos el 98 a 99% de nuestro genoma con ellos. 
Con esta respuesta surge otra pregunta: ¿Cómo fué que los chimpancés adquirieron el VIS?. Por estudios filogenéticos de biología molecular, se ha descubierto que otros monos africanos, Cercocebus y Chlorocebus (los reservorios asintomáticos), infectaron con VIS a los chimpancés.

Expansión del VIH: de África para el Mundo

En los años 50 y 60 se dieron grandes migraciones desde zonas rurales a centros urbanos como Kinshasa (capital de la República Democrática del Congo), con aumento de la prostitución; además se realizaron en África grandes campañas para el control de enfermedades tropicales. Para esto se utilizaban medicamentos inyectables, en pésimas condiciones sanitarias, por lo que la posibilidad de transmisión parenteral del VIH, así como de otras enfermedades, era muy alta.

Por otro lado, las guerras internas de liberación de la colonización europea desde los años 50 en muchas regiones de África central y occidental, produjeron grandes migraciones. Los países afectados por estas guerras empezaron a contratar profesionales Haitianos (por su cercanía racial y lingüística) para amortiguar la falta de personal especializado. A finales de los años 60 y principios de los años 70, la mayoría de ellos retornaron a Haití, algunos probablemente infectados con VIH.

Por último, en los años 70 se hizo muy popular el turismo sexual en centroamérica, especialmente en Haití. Turistas norteamericanos y europeos contraían la infección y la diseminaban en sus ciudades de origen.

Cada vez más cerca de la cura 

Si bien aún no se ha confirmado que el tratamiento con células madre, recibido por los 5 pacientes investigados por científicos españoles, ha erradicado totalmente el VIH de sus cuerpos, el siguiente paso será realizar un ensayo clínico para interrumpir la medicación antirretroviral en algunos de estos pacientes y suministrarles nuevas inmunoterapias para comprobar si, efectivamente, el virus ha sido completamente erradicado de su organismo.